Representación sesgada.

Llega a su fin la Semana Santa y tras el olor a incienso, lirios y claveles, tras las ya vividas sensaciones, llantos, lágrimas y emociones nuestras imágenes regresan a su lugar en la iglesia y los pasos ya vacíos vuelven a las hermandades que se harán cargo con mimo de su limpieza y envoltura, hasta que llegue la próxima luna llena de primavera.
Es tiempo para analizar y tras el análisis tomar notas para poder mejorar; y como no podía ser de otra manera nuestros políticos vuelven a decepcionarnos. Y nos decepcionan con su poca o escasa participación en estos eventos populares que son las procesiones, en ellas ha participado gran parte de la población, ora formando parte de la procesión ora como espectadores, asistiendo con entusiasmo y respeto, pues no esta reñido lo uno con lo otro. Ha sido decepcionante no hallar tras los pasos ninguna representación política; recordaremos que una de las obligaciones del buen político es la de representar a su población, no solo a sus votantes también a los que no los han votado, representan a "todos" los ciudadanos de su término municipal. Esta es una premisa que sólo parecen tener en cuenta el día en el que proclaman su discurso de investidura, luego cae en el olvido.  Es lo que tiene la representación política, que supera los caprichos de la persona física que ostenta el cargo y la obligación se antepone a la satisfacción personal. Equivocada se encuentra la oposición, de haberla, si cree que es sólo obligación del partido al mando hacerse cargo de esta representación, todos son concejales y por tanto todos representan al pueblo. Déjense de partidismos, de gustos personales y de vacaciones en la playa y no sesguen la representación que les ha sido encomendada, acérquense a su pueblo y representen con honor y orgullo al pueblo que les ha elegido.
Que Dios nos guarde.