¿Deben cobrar los políticos?

A la pregunta que planteo en esta nueva publicación, mi respuesta es rotunda y firme: SI. 

La seguridad de mi respuesta queda cimentada desde la antigüedad, ya que si nos remontamos a los orígenes de la democracia, en la antigua Grecia, el cargo político ya se encontraba remunerado. Esta remuneración a lo largo de los siglos ha permitido que se puedan dedicar a la política todo tipo de personas, no sólo las que disponían de los recursos necesarios para acceder a ella. El sueldo otorga profesionalidad y democratiza la política.

¿Quien no ha escuchado alguna vez aquello de que los políticos deberían trabajar gratis?. Tomemos como ejemplo al gran Estado de Texas: este estado es uno de los más pobres y de mayor porcentaje de población carcelaria y también es uno de los que menos destina a la inversión en salud, servicios sociales o protección del medio ambiente. Es magnífico saber que carece de impuestos sobre la renta y apenas los tiene sobre las ganancias del capital, sin embargo, no deja de exprimir y exigir las subvenciones, exenciones fiscales e ingentes inversiones (industria militar y aeroespacial) que reciben del Gobierno federal; al igual que pasa con nuestra comunidad catalana.  Los políticos tejanos destinan a la política una parte ínfima de su tiempo, casi residual, con unos sueldos muy bajos.  Esta es la dura realidad, la dedicación a tiempo parcial o en ratos libres se traduce en políticos incapaces, que apenas comprenden los temas sobre los que legislan, sobre normas y proyectos.

La necesaria profesionalización de la política, pasa por el establecimiento de unos sueldos adecuados a la responsabilidad y el trabajo desarrollado, esto es vital para evitar otras tentaciones. Como medida complementaria se debería establecer que ningún ciudadano estuviese capacitado para desempeñar cargo político sin haber cotizado al menos algún que otro lustro, ¿no les parece?.
Que Dios nos guarde.